martes, 30 de octubre de 2007

COINCIDENCIAS EN EL ASCENSOR

Ayer me ocurrió algo estupendo a la par que casual!

Bajo en el ascensor del trabajo, con ganas de llegar a casa, aunque de repente recuerdo que debo pasar por la inapetente consulta del dentista; en el cuarto piso se abren las puertas y entran eufóricos dos compañeros con los que tengo muy buen rollo, aunque no tanto como para que conozcan mis gustos musicales (ahora lo entenderéis). Prácticamente sin decirme ni hola, me espetan "¿Te gusta The Cure?". Respondo que sí efusivamente, pues lo que ellos no saben es que llevo días consultando internet para saber cuándo salen finalmente a la venta las entradas, después de muchos dimes y diretes.

En ese momento se dirigen al cajero a comprarlas, y me engancho a ellos como una paparra para ver con mis propios ojos lo que me están contando. Delante de esa máquina impersonal que no te da más de lo que tienes o puedes tener, nuestro gozo en un pozo...para variar: servicio no disponible. No nos rendimos, ellos a Houston y yo a California- o lo que es lo mismo, ellos lo prueban en internet y yo por teléfono-. Después de un sinfín de llamadas a tidós, pelochos, y otros números de información, me dan correctamente el teléfono que necesito y consigo contactar con la entidad que vende las entradas...Ooooh! La venta al público se abre en tres días, aunque ya están a disposición para sus socios. Hace escasas ocho horas que las entradas se han puesto a la venta y las mejores localidades están agotadas, no es un buen presagio.

Llamo a mi colega, que ya ha cerrado la compra de sus entradas porque él sí es socio y muy amablemente, se presta a comprar las mías. Quedamos al día siguiente, le pago y recogemos las entradas en el cajero.


Esta es una historieta quizás vanal para muchos de vosotros, aunque no para mi, que de no haber tenido este golpe de suerte, ahora no tendría en mis manos unas entradas que son algo más que eso, yo ya me entiendo.

A esto me refería cuando os decía que una pequeña coincidencia puede alegrar un día complicado.

Mireia

domingo, 28 de octubre de 2007

BIENVENIDA

Tendemos a buscar una razón a todo lo que hacemos y nos torturamos hasta averiguarla, en lugar de relajarnos y dejar que el círculo se cierre solo y el por qué sea la respuesta natural al qué. En otras palabras: nos olvidamos de valorar lo que sucede hasta llegar a nuestro destino porque estamos completamente obsesionados con él.

"Aquellas pequeñas cosas", esa canción de Joan Manel Serrat que muchos de vosotros conocéis, me servirá de presentación para todos aquellos visitantes que, de una manera más o menos intencionada, lleguéis a este blog:

"Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,en un papel
o en un cajón.

Como un ladrón
te acechan detrás
de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como hojas muertas

que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve."

Os recomiendo la versión de la canción que ha hecho Sam Lardner ("Those little things") y que podéis escuchar en:

http://cdbaby.com/cd/samlardner3

No me gustaría dejar las pequeñas cosas en el tintero, prefiero ponerlas blanco sobre negro y compartirlas con todos vosotros. Valorar las aparentes nimiedades hará que nos sintamos más afortunados y menos obsesionados por conseguir nuestras ilusiones.

Por cierto, sin buen humor y alegría no se llega a ningún sitio, así que os animo a que compartáis vuestras pequeñeces cotidianas siempre desde el buen rollo y el respeto.

Bienvenidos!

Mireia